Olvido
No sólo el recuerdo de una noche de verano, despejado el cielo con sus resplandecientes lucecitas y ese olor a verde que desprendía la montaña, aquella célebre montaña que fue inmensamente feliz al oír nuestros salmos dirigidos hacia ella, nuestra diosa con sus profundas cascadas, con sus gigantescos árboles defensores de cualquier intruso que ose apagar con la magia de sus bosques, ella esa creadora de vida, testiga de nuestros primeros y últimos besos, no sólo eso pero también el olvido que ahora se va esparciendo como una nube de polvo hasta cerciorarse que todo quede cubierto, esa nube de polvo que pueda hasta con el pulcro lustre de un viejo mueble de olmo.
No sólo una lágrima que se derrame por el dulce espesor del llanto, pero también una sonrisa que grita exacerbadamente que la tormenta ha terminado, que después de una larga temporada de invierno el hielo al fin se deshiela, la nieve al fin se derrite y toda el agua es cargada hacia esos pequeños arroyos que desembocan en ríos caudales que desembocan en la dulce mar donde todo es tan inmenso menos nuestro derrotado amor.
No sólo una lágrima que se derrame por el dulce espesor del llanto, pero también una sonrisa que grita exacerbadamente que la tormenta ha terminado, que después de una larga temporada de invierno el hielo al fin se deshiela, la nieve al fin se derrite y toda el agua es cargada hacia esos pequeños arroyos que desembocan en ríos caudales que desembocan en la dulce mar donde todo es tan inmenso menos nuestro derrotado amor.
1 Comments:
At 7:12 PM,
Nerea said…
Wow mujer, una de las mejores cosas que te he leído, me transmites magia, ese es el tipo de olvido que busco!
Post a Comment
<< Home