La verdad

Sentada en el lecho del olvido espero a que las palabras fluyan, que corran bulliciosamente, lentamente, de forma transparente sobre el papel. Necesito escarbar el fondo de mi alma, necesito recordar la facilidad con la que el sentimiento precipitaba y anunciaba su llegada. Pareciese como si dejara de sentir, como si hubiera olvidado canalizar y organizar mis lamentos y alegrías. ¿Será que tengo miedo que al embarcar estas palabras en un barco permitiéndoles navegar por mares de insaciables recuerdos, lleguen finalmente a esa isla que he tratado de evitar, esa isla que pretende demostrarme la verdad? Pero ¿cuál es la verdad? ¿Será que en lo mas hondo de mi ser se encuentra Ella pero no la he querido destapar? La he dejado expoliada y la escucho gritar pero me rehúso a darle un espacio en mi conciencia. Por la misma razón que no vivo de ilusiones y por la misma razón que necesito librarme de este peso que me funde y derrumba sobre el piso quebrándome en mil piezas de rompecabezas donde sólo falta una para completarlo, por esta única y exclusiva razón, me perderé en el laberinto de mi cabeza y revelaré al mundo esta verdad la cual se niega a informarme sobre su identidad pero me implora que la deje correr libre como el viento.